Ahora que llevamos una semana de 2021, dime. ¿Cómo van esos propósitos de año nuevo?
No me digas que ya has desistido.
O que ni siquiera te has apuntado al gimnasio o a la academia de inglés.
O tal vez tus propósitos han cambiado mucho respecto a los que tenías en años anteriores.
Yo hace ya tiempo que no tengo propósitos.
Eso de pedir un deseo por cada uva durante las campanadas ni lo intento. Prefiero poner toda mi concentración en intentar no morir atragantada por tanta uva junta (tendría muy poco glamour).
Obvio que tengo deseos. El primero de todos es que esta pandemia ya sea una pesadilla de la que solo nos quede un feo recuerdo.
O volver a abrazar a la gente a la que quiero.
O volver a pisar un aeropuerto.
Soñar no cuesta nada, ¿verdad?
Pero el tema de los propósitos ya es otro. Todos queremos conseguir todo lo que tenemos en la cabeza el día 1 de enero, con la resaca y el sueño.
Yo he conseguido algunos, pero una vez que cambié la manera de verlos.
¿Quieres que te cuente cómo?
Sigue leyendo.

Los propósitos son intenciones para cambiar muchas cosas que en este momento no nos hacen felices.
Pero si los pensamos fríamente muchos los decimos en modo loro.
Repetimos lo que dicen los demás pero no nos planteamos hacer nada para conseguirlo.
¿Pero qué ha pasado cuando has deseado algo firmemente? (y no me refiero a ganar la lotería).
Pues claro, que lo has cumplido. Sea lo que sea, grande o pequeño pero has tenido algún logro.
Como decía antes, no estamos hablando de deseos.
Además estamos cambiando el concepto de propósito por el de objetivos.
Ahí está la clave.
Los objetivos se cumplen.
Los propósitos no.
Pero es que no tengo tiempo
-Pues márcate 1 o máximo 2 objetivos.
-Pero tengo muchas cosas por hacer.
-A ver hija, las superheroínas no existen.
Lo que existen son personas con ganas de cumplir su objetivo y que dedican el tiempo que pueden a acercarse un poquito más al mismo.
Pero con que solo sean objetivo no es suficiente. Han de ser SMART.
¿SMART?

Sí SMART, porque ya no es sólo un concepto de teléfono móvil o de electrodoméstico.
Se denominan así porque cumplen con una serie de características.
Se utiliza muchísimo en marketing. Pero si es algo que funciona, ¿Por qué no lo vamos a utilizar en otros ámbitos de nuestra vida?
Son unas siglas que dan lugar a las características de un objetivo para que se pueda cumplir.
S (specific): Ha de ser específico. No se trata de voy a aprender inglés sino de voy a aprender a mantener una conversación básica en inglés.
M (measurable): Que se pueda medir. Volvamos con el inglés. No es lo mismo decir que quieres aprender inglés que quieres aprender a decir 20 phrasal verbs.
A (attainable): Significa alcanzable. Solo tú conoces tu realidad y lo que puedes lograr. Si apenas dispones de dos horas semanales no vas a tener como objetivo finalizar el año siendo bilingüe. Eso solo te frustraría y hará que lo acabes abandonando.
R (realistic): Tiene mucho que ver con la anterior. Han de ser objetivos realistas, que mantengan la coherencia contigo y tu situación.
T (timely): Que se pueda medir en el tiempo. Si dices que quieres aprender inglés algún día tu cerebro se despreocupará y se tomará una vacaciones. Luego tú te preguntarás que por qué no aprendes. Márcate un tiempo, un mes, una semana, un año…
No hace falta que repita que dependiendo del tiempo el objetivo será uno u otro.
Revísalos periódicamente

Acostumbra a pasar que, durante la última semana del año, de repente nos acordamos de todo aquello que nos habíamos propuesto el año anterior y empiezan los cabezazos contra la pared y volver a marcar los propósitos pero el doble para compensar este año que no hemos conseguido nada.
Pero claro, en enero nos marcamos los objetivos, comenzamos muchos con buen pie y de repente, al cabo de 2 semanas decimos: ay pero si tengo mucho tiempo para cumplirlo, por un pequeño descanso no pasa nada.
Por eso lo mejor es hacer revisiones continuas. Lo ideal sería cada mes para detectar a tiempo si nos estamos desviando del camino.
No recomiendo hacerlo cada semana porque la tensión y el estrés te pueden paralizar y hacer que decidas dejarlo todo por sentirte incapaz de cumplirlo.
Lo más importante de todo

El año 2020 nos ha enseñado algo súper valioso.
No podemos ser rígidos con nuestros propósitos y objetivos.
¿Que decidiste dar la vuelta al mundo pero cerraron las fronteras en tu país y no podrás viajar?
Pues modificas el plan. Igual te da rabia al principio, a mí también me daría, pero no puedes quedarte parado diciendo que si las cosas no pueden ser así no valen.
De los propósitos de año nuevo del año pasado estoy segura de que muchos se quedaron por el camino. La vida es así, cambiante.
Y debemos tener en cuenta de lo pequeños y poco importantes que somos en el universo y que las cosas se pueden torcer hasta niveles que ni creíamos posibles.
Yo puedo ayudarte (dentro de lo que sé)
Cuando ves que tus objetivos están lejos de ser cumplidos echa mano de los amigos.
Estás más rodeada de personas de las que crees y puedes pedir ayuda.
En función de lo que te hayas propuesto puedes pedir ayuda a unos o a otros.
Yo puedo ayudarte. Pero depende de cuál sea tu objetivo.
Soy una persona como cualquier otra.
No puedo enseñarte inglés, pero puedo ayudarte con los objetivos de comunicación de tu negocio o de tu marca personal.
Podemos crear una estrategia de comunicación, definir tu identidad verbal y marcar un calendario editorial para llegar a más personas de una manera más efectiva y sin necesitar demasiado tiempo.